El hábito de observarse a uno mismo y de conocer nuestras capacidades y áreas de oportunidad resulta una de las actitudes más importantes a fomentar en los miembros de un equipo. Recuerde que una de las metas que nos corresponden como líderes es que las capacidades de los miembros de un equipo no sólo se complementen sino atenúen aquello que no resulta ser una fortaleza, y esto sólo es posible desde el conocimiento pleno de lo que somos capaces y lo que no.
Desde el punto de vista de la comunicación, esta actitud resulta también fundamental. Si yo explico lo que estoy representando de lo que me ocurre, puedo hacerme consciente de ello. Es importante destacar la diferencia entre saber y ser consciente, siendo la segunda un paso previo hacia la responsabilidad. No puedo hacerme cargo de algo de lo que no soy consciente, cuando una buena parte de lo que nos ocurre se da en automático.